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Tú tienes la solución


Contrario a lo que algunas personas piensan, es realmente muy sencillo modificar nuestra capacidad de respuesta ante las circunstancias negativas y lograr nuestros propósitos. 

Cuando nos aquejan los problemas, o cuando buscamos renovar nuestra actitud ante la vida, es suficiente con gestionar conscientes nuestra energía vital y nuestro estado mental para transformar las cosas; lo que está totalmente a nuestro alcance. 

No obstante, emprender un cambio implica abrir las puertas al crecimiento y las oportunidades, por lo que requiere algún tiempo de tu parte. 



A pesar de ello, muy pocas personas en realidad se dan conscientes la oportunidad de una existencia mejor, orientada al propósito, en la mayoría de los casos se conforman con su situación y no actúan. Por lo general consideran que resolver sus problemas es demasiado complicado y prefieren mantenerse en su zona habitual de confort, que no siempre es tan confortable, pudiendo ser incluso una situación caracterizada por niveles mínimos de subsistencia. En este caso las personas esperan en vano al no darse la oportunidad de crecer. Eso es, sin duda alguna, una terrible decisión que no conduce a ningún resultado. 

No es el propósito de este artículo culpar a nadie sobre sus decisiones. Ninguna persona quiere una vida limitada. Existen razones que explican las causas de ese tipo de comportamiento caracterizado por la inactividad, alejado de sueños y propósitos, que pueden afectar a cualquiera de nosotros. Quienes logran comprender las verdaderas causas suelen iniciar cambios profundos para una vida mejor, y ese es mi verdadero propósito.

Lo que ocurre normalmente es que la inercia del entorno nos consume y podemos pasar largos períodos de tiempo sin hacer nada, en total incertidumbre, esperando algún cambio positivo en factores totalmente fuera de nuestro control, prácticamente a la espera de un milagro. Esa situación puede deteriorarse hasta convertirnos en víctimas de las circunstancias, quedando inmovilizados totalmente sin capacidad de reaccionar, en un estado que puede llegar a ser dramático al sumarse otros eventos aleatorios tales como una enfermedad o un accidente, incluso debido a una depresión o una fatiga ocasional… Una de las cosas que más consume la energía vital de una persona es la suma continuada de problemas recurrentes, uno detrás de otro.

En la compleja situación de hoy en día suelen manifestarse con frecuencia esos extremos, que te llevan a mantenerte estático sin capacidad para reaccionar, en los cuales actúas como una pelota que solo se mueve cuando se aplica alguna fuerza externa sobre ella, pero sin este impulso inicial no produce ninguna acción, es decir no actúa por sí misma. Las fuerzas que crean algún movimiento en ella son externas, impulsadas por las personas cercanas o por las circunstancias del entorno, lo que conduce inevitablemente a un estado de dependencia.


El caso es que si tú no te mueves para buscar soluciones nada pasa alrededor de ti. Nada cambia si estás estático. La única forma para que evolucionen las cosas, en todos los ámbitos, es animar e impulsar el movimiento

Este punto de vista que invita a la acción es característico en otro tipo de personas, las llamadas auto activas

Dentro de las personas auto activas fluye de manera natural su poder interior y la vitalidad se refleja en sí mismas. Están en acción de manera permanente, son magnéticos, producen resultados. Su energía es notable y se manifiesta de manera consistente en sus vidas y en su entorno, cambian sus circunstancias y eventualmente propician el logro de los objetivos que se plantean.


Si queremos transformar nuestra vida este cambio de actitud es clave, y ante el riesgo de una vida de dudas e incertidumbre conviene estudiar las causas que limitan las decisiones para actuar. Por ello, surge una pregunta lógica ¿Qué elementos son determinantes en éstas actuaciones tan diferenciadas? 

Para responder la pregunta precedente debemos tomar conciencia de los elementos que afectan la capacidad de reacción y el poder de decisión ante los eventos y las circunstancias

Si en ti prevalece una actitud orientada a la pasividad, evidentemente no utilizas el principio natural de poder que existe en cada uno de nosotros, y que es notable en las personas auto activas, en cuyo caso es conveniente que averigües por qué te pasa esto.

Si observas con atención el comportamiento del mundo, de la naturaleza y del entorno, te darás cuenta de que los objetivos de la vida están orientados al crecimiento constante, a la armonía, a la abundancia, a la libertad, al poder, a la generación y creación. Para los hombres participar de esos objetivos solo tienen que impulsar el movimiento, ser auto activos, despertar y fortalecer la relación natural con ese principio de poder que se expande por todo el Universo y que fluye naturalmente a través de ti. 

Tal vez ahora pienses que lo has intentado sin resultados, o puedes ser más asertivo y preguntarte ¿Cómo puedo cambiar de actitud para equilibrar mi conducta y convertirme en una persona auto activa?... Tranquilo, como ya lo afirmé, no es tan complicado. 

Primero, hay que entender las razones o barreras que afectan a las personas pasivas, que son contrarios al propio accionar de la naturaleza misma, para luego aplicar sencillos métodos y combatirlas, restaurando algunas cualidades y capacidades personales. Ello te llevará progresivamente a despertar el principio natural de poder que siempre está disponible para ti, cuando tú decidas tomarlo para controlar tu destino. Es un paso necesario para convertirte en una gran persona, sabia y genial. 

Conviene en este momento que recuerdes un antiguo proverbio: "Si no pones el carro en marcha tú mismo, el carro no avanza".

El punto de vista


Las personas con falta de iniciativa para actuar poseen un curioso punto de vista, simplemente no creen ser responsables de la situación, y tampoco sienten que pueden ser parte de la solución, por lo tanto, no se preocupan por hacer algo. Incluso les sorprende y consideran una pérdida de tiempo que otras personas similares intenten buscar soluciones, dentro de la complejidad que ellos perciben en las circunstancias. Esto ocurre, simplemente, porque creen que no pueden. Han perdido el control sobre el principio natural de poder que fluye a través de ellos y de todos los seres humanos, que es independiente de cualquier escenario dentro del cual actúen.

Las personas activas, por otro lado, tienen claro que la única forma para que las cosas cambien y evolucionen, en todos los ámbitos, es animarse e impulsar el movimiento. Ellos se sienten responsables y confían en sus capacidades. Saben que no deben esperar. Están conscientes que si no actúan el carro de su vida nunca va a arrancar. De alguna manera entienden el comportamiento de la naturaleza que observan, y valoran su papel dentro de ella.



Como se observa, el problema se reduce al estado mental de cada uno, que genera puntos de vista diferentes. Es necesario conocer y comprender estas diferencias para disparar la iniciativa de búsqueda de una solución de cambio en forma correcta. Es evidente en el análisis que las personas activas manifiestan confianza en su capacidad de resolver porque conocen sus posibilidades y la magnitud de los retos, lo que les permite adaptarse convenientemente a ellos. En tanto las personas inactivas no, ya que ignoran cuales son las barreras que están limitando su capacidad de reacción respecto a las condiciones del entorno. 

Lo importante del asunto es que esta supuesta ignorancia puede ser fácilmente resuelta. Con solo un poco de información y práctica se da un paso fundamental para cambiar cualquier punto de vista, ya que estos no son más que la reacción mental de analíticas del pensamiento inherentes a situaciones vividas y aprendidas.

No obstante, hay que tener claro que los estados mentales no cambian con una decisión o una gran idea, ya que están profundamente anclados en el subconsciente. Han sido forjados fuertemente en tu personalidad durante años por tus experiencias, por lo vivido, y para cambiarlos primero deberás entender cómo se construyen tus creencias y hábitos. Es allí donde la información clave hace su trabajo, reduciendo rápidamente el desconocimiento sobre el origen de nuestras actitudes personales. Además, deberás entender la relación que hay entre tus creencias y la energía natural que fluye a través de ti, impactando tus decisiones y tu estilo de vida.

El plan de recuperación de la auto actividad


Existen múltiples factores que afectan el principio de poder que existe en nuestro interior, pero hay dos (2) que están bajo nuestro control y que son fundamentales para restaurar nuestra capacidad de movimiento y decisión: 

  • Eliminar las barreras limitantesque impone el entorno y afectan tu personalidad.
  • Recuperar la energía vital, que es el combustible para impulsar el movimiento y la acción.

El tratar estos dos elementos genera una conversión real, es el inicio de un cambio hacia la grandeza como personas, es volver al principio divino del hombre en su relación con la naturaleza. Te conduce a mirar la vida de manera diferente porque cambian tu punto de vista. Todos los hombres pueden hacerlo, no hay límites, porque todas las experiencias y leyes de la vida están designadas por el poder de la Creación para que el hombre pueda encauzar sus predisposiciones naturales y dominar su destino.

Hemos comentado que las personas inactivas normalmente no tienen fuerza, están débiles, fatigados, no les provoca hacer nada importante. Sienten que mentalmente no tienen el control y su confianza está ausente, y eso ocurre sin una explicación aparente.

Pero, es evidente que hay poca energía disponible en ellos para impulsar el movimiento y la acción.

La culpa de la ausencia de energía es, sin duda alguna, de las barreras auto impuestas o inducidas que se han instalado en su subconsciente y que propician estados de ánimo negativos y actuaciones erráticas. Estas barreras se han generado por registros recurrentes almacenados en la memoria debido a las experiencias vividas, buenas y malas, y la reactividad por el bombardeo psíquico de basura informativa e ideológica que proviene del entorno, emitida por múltiples intereses de terceros, y que confunde a los afectados. 

Es decir, las barreras limitantes tienen mucho que ver con el estilo de vida y la inevitable exposición al entorno.

Pero, la naturaleza nos ha dotado de los mecanismos que permiten recobrar el control emocional, equilibrar las condiciones corporales y reactivar nuestras capacidades energéticas.

La forma más sencilla de eliminar las barreras mentales inducidas es mediante la mutación de cualidades, de negativas a positivas, realizando sencillos ejercicios de meditación y reflexión. La clave consiste en primero analizar algunos hechos importantes de tu vida para reconocer cómo han evolucionado tus costumbres y hábitos, tus puntos fuertes, tus debilidades y tus condicionamientos. Este será el paso más importante hacia tus logros, y hacia tu transformación personal, si es necesario. 

Al analizar los hechos concienzudamente y establecer sus causas y consecuencias estaremos en capacidad de reconocer cuánto control y equilibrio tenemos sobre nuestras decisiones y capacidades personales. Este análisis nos dará la referencia sobre nuestras posibilidades en un entorno como el actual, cambiante y a veces hostil. Será la base para la exploración de los atributos que deben ser modificados, potenciados o desarrollados para impulsar la iniciativa y la creatividad. Ejercitar los nuevos atributos y cualidades traerá de vuelta la confianza y seguridad para emprender y lograr cosas.

¡Es así de sencillo, no se necesita ningún secreto especial o extraordinario, todo está dentro de nosotros mismos...!

El paso siguiente será gestionar de manera adecuada tu energía vitalMantener tu cuota de energía es fundamental para luchar contra los apegos del pasado y las experiencias negativas. Facilita tomar decisiones e impulsar la iniciativa y creatividad que eliminan la pasividad. 

Nuestra energía debe cuidarse y no ser desperdiciada, y nuestro estilo de vida debe orientarse a restaurarla cuando sea necesario. 

Las mayores fuentes de desperdicio de tu energía son: la enfermedad, la prisa, la fatiga, la mala alimentación, el sufrimiento por las pruebas dolorosas de la vida. También influyen de manera determinante las emociones negativas: envidia, ira, odio, violencia, resentimiento, ansiedad, inseguridad, celos, furia, miedo… Y, en forma superlativa, los tormentos del karma, por culpas atribuibles al pecado y comportamiento erróneo o antinatural.

Algunas pérdidas son inevitables, no obstante, la mayoría se pueden controlar. Está en nosotros la responsabilidad de manejar apropiadamente nuestras emociones negativas, evitar riesgos y comportamientos erróneos que dan lugar a las pérdidas innecesarias de energía.

Así mismo, acopiar y restaurar energía vital, es la clave para impulsar tus acciones y propiciar hábitos de vida en salud y bienestar. En ese contexto, lo mínimo necesario para atraer y no malgastar la energía vital es: Una buena higiene de vida, una dieta equilibrada prácticas energéticas.

La fórmula es muy sencilla:  Higiene de vida + Dieta equilibrada + Prácticas energéticas = Fuerza + Habilidad + Destreza = Acción + Movimiento + Crecimiento.


Existe una notable relación entre los atributos de nuestra personalidad y los estados de ánimo y actitudes que impulsan el movimiento y la acción. Es decir, las cualidades positivas de confianza, seguridad, firmeza, auto control, entre otras, estimulan el entusiasmo, alegría, felicidad, armonía, que invariablemente se manifiestan en un deseo ardiente de alcanzar metas y construir cosas.
 
Como ves, los mismos atributos que eliminan las barreras autoimpuestas redundan en los equilibrios energéticos corporales que propician los estados de salud y bienestar.  Y todo ello se potencia al vivir de acuerdo con las leyes y principios del Universo.

2 comentarios:

  1. Excelente análisis de Angel Prieto, lo felicito por la sencillez de su explicación.

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Gracias por participar en esta aventura,