Los cumpleaños siempre acaban por llegar y, con el paso de los años, parece que se presentan aún con mayor frecuencia. Pero, a pesar de lo que indique el calendario, sigue siendo muy cierto el dicho de que uno es tan joven como se siente. Y ésto nos plantea el problema de qué es lo que determina la manera en cómo nos sentimos.
¿Qué es lo que nos infunde el sentimiento de vitalidad, bienestar y disfrute continuo de la vida?
Hace algunos años, Milton Golin, en un artículo que para mí mantiene su vigencia, presentaba los resultados del estudio de una población de individuos de la tercera edad. Allí señalaba que hay poderosas razones para pensar que la vitalidad y el crecimiento constantes dependen en gran medida de que se tenga un motivo para vivir. Sin tal motivo una persona de treinta y cinco puede ser vieja, mientras que otra persona mayor, que si tenga una razón para vivir, puede ser joven.
Es evidente que la vida requiere un comportamiento activo, creativo y constructivo. Nosotros somos parte de esa vida, y por eso nos corresponde también manifestar estos comportamiento. Necesitamos tener algo en que mantenernos activos, algún interés vital, positivo y productivo. En otras palabras, nos hace falta armarnos con una razón para seguir viviendo.
A menudo podría parecernos que estamos llegando al final de la cuerda; pero, hay más cuerda a nuestra disposición si sabemos abrir la mente y comenzamos a mantener activo nuestro arsenal creativo, aunque sea un poco. Algunas personas encontrarán su interés vital en construir puentes, otros en criar gallinas o en cuidar de los nietos, mientras que otros pueden ofrecer a los más jóvenes la sabiduría que han alcanzado en la madurez por afrontar los problemas de la vida.
Independientemente de la fecha del calendario, siempre existe una razón para estar vivo, un motivo positivo. Tú también puedes encontrarlo, y lo encontrarás si dejas de impedir que la vida fluya a través de ti.
"El dicho de que uno es tan joven como se siente, tiene un principio..."
Conságrate a un pensamiento joven
Tu cuerpo, en todas y cada una de sus partes, es una manifestación del espíritu creador. Recuerda que somos un pensamiento de la creación (puedes llamarlo como quieras de acuerdo a tus creencias); este diseño perfecto en la mente de este arquitecto divino no puede sufrir deterioro. En cualquier instante la vitalidad divina que constantemente fluye a través de ti toma la forma de células perfectas, completas. Todas y cada una de las células de tu cuerpo son sanas y vigorosas, están llenas de tu vida y de vitalidad, de energía y pureza. Tu cuerpo, el espíritu que ha tomado forma en ti, no conoce el tiempo, no conoce límites, sólo sabe expresarse total y completamente, instantáneamente.
Reconoce que el espíritu está en ti y que él es lo que tú eres. Deja que tal reconocimiento de la divinidad que en ti habita fluya por tu consciencia entera. Deja que alcance las profundidades mismas de tu ser. Regocíjate en tu divinidad. Tórnate vigoroso, robusto y mentalmente creativo. Renueva tus fuerzas con la perfección y de las buenas acciones. Toma conciencia de que tu cuerpo es sano y capaz.
- La vida de Dios es tu vida.
- La fuerza de Dios es tu fuerza.
- La mente de Dios es tu mente.
- Cada vez que respiras te llenas de perfección y de vitalidad, y renuevas cada célula de tu cuerpo.
- Naciste en el espíritu y del espíritu, y eres el espíritu que en este instante se manifiesta.
Renueva tu energía vital, con el manual práctico
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