1. Haz un inventario de tus fortalezas y debilidades. Todos tenemos aspectos en los que destacamos y otros en los que podemos mejorar. Reconocerlos es el primer paso para saber de qué somos capaces y qué áreas necesitamos trabajar más para mejorar. Puedes hacer una lista de tus fortalezas y debilidades, o usar alguna herramienta como el análisis FODA o el test de inteligencias múltiples, que te ayudarán a identificar tus puntos fuertes y débiles.
2. Establece propósitos realistas y desafiantes ayudan a visualizar tu actuación. Una vez que sabes cuáles son tus fortalezas y debilidades, puedes definir hitos para tus metas personales y profesionales. Estas metas deben ser específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con un plazo definido. Además, deben ser desafiantes, es decir, que te motiven a salir de tu zona de confort y a superarte a ti mismo.
3. Busca apoyo y feedback. Nadie puede lograr sus metas sólo, la opinion de terceros puede ayudar mucho. Necesitamos el apoyo y el feedback de otras personas que nos acompañen, nos orienten, nos animen y nos ayuden a valorar y mejorar nuestras capacidades. Puedes buscar el apoyo de tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo, tu jefe, un mentor o un coach. También puedes buscar feedback de forma activa, pidiendo opiniones, sugerencias y críticas constructivas que te permitan aprender y crecer.
Recuerda, las metas y propósitos son estaciones y no el final. Forman parte de un largo camino llamado vida, y te permiten valorar tu desempeño en esta emocionante aventura.
Ahora, algunos consejos para validar tus capacidades ante la respuesta a la pregunta:
- Piensa en tus fortalezas y en cómo las has aplicado en tu trayectoria personal, profesional o académica. Elige ejemplos de experiencias concretas que muestren tu capacidad para resolver problemas, trabajar en equipo, liderar proyectos, innovar, aprender o cualquier otra competencia que sea relevante, tarea o el contexto que te ocupa.
- Sé específico y cuantifica tus logros siempre que sea posible. No basta con pensar que eres bueno en algo, tienes que demostrarlo con datos, cifras, porcentajes o testimonios. Por ejemplo, si crees que eres capaz de ayudar a una empresa a aumentar sus ventas, explora en qué porcentaje lo hiciste en el pasado, en qué periodo de tiempo y con qué estrategias.
- Adapta tu respuesta al perfil de los retos futuros y a las necesidades. No se trata de lo que crees o piensas, sino de enfocar tu respuesta de acuerdo a lo que esperas de ti. Investiga sobre el proyecto, la meta, la empresa, el sector, el mercado, el rol o el puesto en el que pretendes desempeñar, postular y ofrecer tus servicios. Así podrás identificar y luego destacar aquellas capacidades que te diferencian y te hacen más valioso para esa oportunidad.
- Sé honesto y humilde respecto a tu experiencia. No exageres ni inventes cosas que no has hecho o que no sabes hacer. Eso puede perjudicar justo frente a las obligaciones, ante la demanda de pruebas o referencias por parte de terceros.
- Reconoce tus áreas de mejora y cómo estás trabajando para superarlas. Eso te mostrará tu interés por aprender y crecer profesionalmente.
- Si es el caso que buscas un empleo, debes disponer de toda la información para dar tu respuesta antes de la situación real. Prepara un guión con los puntos principales que quieres comunicar y ensáyalo en voz alta o frente a un espejo. Así podrás corregir posibles errores, mejorar tu expresión verbal y corporal para ganar confianza y seguridad.
Recuerda que la pregunta de qué eres capaz no es una trampa ni una amenaza, sino una oportunidad para evaluar y mostrar tu potencial y tu valor añadido.
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Con estos consejos podrás darte una respuesta convincente y profesional a la pregunta: ¿de qué soy capaz? que te acerque a tus objetivos. Espero que te animes a ponerlos en práctica. Recuerda que eres capaz de mucho más de lo que crees, solo tienes que descubrirlo y demostrarlo, sobre todo a ti mismo.
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