En una ocasión, un león se aproximó a las aguas de un lago para calmar su sed y al acercarse a las mismas su rostro se reflejó en ellas y pensó “¡Vaya!, este lago debe ser de ese león. Tengo que tener mucho cuidado con él”.
Atemorizado se retiró de las aguas, pero tenía tanta sed que al poco rato regresó a las mismas. Allí estaba otra vez el “león”. ¿Qué hacer?... La sed lo devoraba y no había otro lago cercano. Retrocedió de nuevo.
Unos minutos después volvió a intentarlo y, al ver al “león”, abrió las fauces amenazadoramente, pero al comprobar que el otro “león” hacía lo mismo sintió terror. ¡Salió corriendo, pero era tanta la sed! Lo intentó varias veces de nuevo, pero siempre huía espantado. Pero la sed era cada vez más intensa.
Tomó finalmente la decisión de beber agua del lago y enfrentar a su enemigo, si era necesario. Así lo hizo, y al meter la cabeza en las aguas, el otro “león” desapareció.
Muy útil resultará para quienes buscan su lugar en esta vida enfrentar sus complejos e inhibiciones, para mejorar y evolucionar sistemáticamente día a día, ya que éstos son elementos limitantes que entorpecen con frecuencia el libre desempeño de la personalidad.
Se considera, psicológicamente, que no hay individuo que no posea algún tipo de complejo, ya sea revelado exteriormente por la conducta del sujeto o bien oculto en lo más íntimo de su ser.
Muchos de estos miedos suelen coartar la libre expresión de las cualidades naturales de las personas, y la mayoría de ellos tienen como explicación insignificantes hechos que se enquistan en la memoria y evolucionan gravitando más tarde en la vida subconsciente individual.
No obstante, esas limitaciones son factibles de convertirse en un factor de éxito. En efecto, el decidir enfrentarlas suelen propiciar impulsos creadores, como alicientes favorables para quienes adolecen de ellas, y que, estimulados por ellos mismos logran superarlos transformándose en verdaderos triunfadores al lograr la inspiración necesaria para sustituirlos por una gran fortaleza interior.
Unos minutos después volvió a intentarlo y, al ver al “león”, abrió las fauces amenazadoramente, pero al comprobar que el otro “león” hacía lo mismo sintió terror. ¡Salió corriendo, pero era tanta la sed! Lo intentó varias veces de nuevo, pero siempre huía espantado. Pero la sed era cada vez más intensa.
Tomó finalmente la decisión de beber agua del lago y enfrentar a su enemigo, si era necesario. Así lo hizo, y al meter la cabeza en las aguas, el otro “león” desapareció.
“Muchos de nuestros temores son imaginarios. Solo cuando los enfrentamos, desaparecen... No dejes que tu imaginación descontrolada usurpe el lugar de la realidad, ni te pierdas en las creaciones y reflejos de tu propia mente”
Muy útil resultará para quienes buscan su lugar en esta vida enfrentar sus complejos e inhibiciones, para mejorar y evolucionar sistemáticamente día a día, ya que éstos son elementos limitantes que entorpecen con frecuencia el libre desempeño de la personalidad.
Se considera, psicológicamente, que no hay individuo que no posea algún tipo de complejo, ya sea revelado exteriormente por la conducta del sujeto o bien oculto en lo más íntimo de su ser.
Muchos de estos miedos suelen coartar la libre expresión de las cualidades naturales de las personas, y la mayoría de ellos tienen como explicación insignificantes hechos que se enquistan en la memoria y evolucionan gravitando más tarde en la vida subconsciente individual.
No obstante, esas limitaciones son factibles de convertirse en un factor de éxito. En efecto, el decidir enfrentarlas suelen propiciar impulsos creadores, como alicientes favorables para quienes adolecen de ellas, y que, estimulados por ellos mismos logran superarlos transformándose en verdaderos triunfadores al lograr la inspiración necesaria para sustituirlos por una gran fortaleza interior.
La técnica de superación de estos temores constituye fundamentalmente un cambio hacia la aptitud. Estar aptos, física y mentalmente, mediante la capacitación y la experiencia se convierte en una poderosa cualidad. Combinar la aptitud con la creación de hábitos positivos, cuidadosamente diseñados e inducidos sistemáticamente en nuestra personalidad, suele ser la fórmula secreta para restituir la confianza y conducir al éxito.
Las personas al superar su conducta acomplejante lucen brillantes cualidades, como por ejemplo fino trato, conversación grata y
sugerente, destrezas maravillosas en algún sector, por ejemplo, al tocar el piano, diseñando y cosiendo con
admirable maestría, descollando en las más dispares actividades y negocios, entre otras. Y, por supuesto, alcanzan niveles notables en la vida pública, en la política, las artes, los negocios 0 las letras.
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