Es bien conocido hoy en día que la salud mental y física tiene mucho que ver con la relación que todos establecemos con nosotros mismos, con los demás y con las condiciones que nos envuelven.
Una y otra vez, hombres y mujeres de ciencia e investigadores del pensamiento han señalado que todos nuestros estados mentales y acciones se derivan de las más íntimas convicciones. En contraste afirman que es fundamental para la naturaleza humana desarrollar una actitud consagrada a lograr la armonía interna. Incluso si esto implica un esfuerzo que nos saque de nuestra zona habitual de confort.
Parafraseando a sabios maestros, encontramos que estos afirman que “... cualquier cosa que sea más de lo que necesitamos, es veneno para nuestro espíritu”. Puede ser poder, riqueza, fama, hambre, ego, codicia, pereza, lujuria, ambición, odio o cualquier otra cosa. Analizando parte de estas enseñanzas encontramos por ejemplo que:
El miedo es la no aceptación de la incertidumbre. Si entonces enfrentamos la incertidumbre se convertirá en una aventura.
La envidia se manifiesta cuando no aceptamos lo bueno que hay en los demás. Si reconocemos lo bueno en los demás como una virtud entonces lo convertimos en inspiración para nosotros.
La ira, la rabia o la soberbia nos atacan cuando no aceptamos las cosas que están fuera de nuestro control. Si cambiamos nuestro punto de vista sobre nuestro entorno entonces se daría paso a la tolerancia.
El odio se manifiesta cuando no aceptamos a los demás tal como son, o cuando no perdonamos a otra persona por algún hecho, nos afecte o no. Si aceptamos la actuación de las personas de una forma respetuosa y practicamos el perdón, entonces nos llenamos de amor.
¡Todo es cuestión de aceptación…! Si nos resistimos a “aceptar” comienzan nuestros problemas, que luego se manifiestan en enfermedades, fatiga, estrés, pesimismo, entre otros padecimientos, ya que nuestro cuerpo y mente se aleja de su armonía natural y comienza una lucha interna, propiciada al no poder controlar nuestras emociones.
Para comenzar a cambiar, es necesario trabajar nuestro punto de vista… ¡Pero, qué difícil puede ser esto! Para ello se requiere tener que creer en algo grande, muy grande, que pueda modificar el impacto que tiene en nosotros la percepción negativa de las cosas…. Los sabios dicen que sin fe es imposible complacer a Dios. Hay que creer en el principio de Todo.
"Cuando trepas consciente a la cima de tu mente y elevas tus pensamientos por encima de la confusión reinante en todo aquello que parece inconexo o disociado, te unificas con el orden de la causa espiritual que está detrás de todas las cosas"
Este principio al que evocamos es algo grande, que sostiene lo correcto, y en lo que podemos confiar para que nos de la victoria en el momento adecuado. Sin esta fe no es posible elevarse sobre los venenos del espíritu y tener acceso a los atributos que nos hacen grandes personas.
En ese contexto, nuestra fe debe dar soporte a un cambio sistemático en nuestro punto de vista. En principio tenemos que aceptar ver el mundo cómo lo que es: un producto en evolución. Él está transformándose hacia algo, tal vez hacia la perfección, pero aún el trabajo no está terminado… Desde la creación, hemos evolucionado continuamente hasta lo que somos. Son millones de años de evolución. Los espíritus (o lo que sea) creadores han trabajado desde el principio en nosotros, desde que éramos formas de vidas elementales y bajas, pero aun así perfectas en su tipo.
La vida se ha ido transformando a través de las edades, pero en cada etapa ha sido perfecta en sí misma. Con sus problemas por su estado incipiente en la evolución, pero perfecta para ese momento histórico. Este punto de vista es fundamental ya que nos dice que en cada momento la vida se comporta de acuerdo a cómo evolucionamos, física, mental y espiritualmente. Con sus problemas, como es lógico, debido a nuestro estado de avance en la evolución de las cosas para cada momento preciso.
Ocurre igual con otras formas de vida, como los animales y las plantas, que son perfectos en su tipo de acuerdo a su momento en cualquier etapa de la existencia.
¿Por qué entonces pensamos que tenemos tantos problemas en la vida de hoy en día? Es simple, el trabajo no está terminado y nosotros continuamos en evolución progresiva hacia el estado final, la perfección.... Y esto no debe sorprendernos, construir una vida perfecta no debe ser fácil, son millares de años de lucha, pero debemos aceptar que es la tarea que nos encomendó la creación.
Debemos trabajar mucho en nuestro mundo interior para desarrollar la percepción que en el mundo de hoy todo está bien, en proceso y se transita por un camino perfecto. No está terminado, pero es perfecto. Se conduce de acuerdo con las leyes naturales y bajo protección y guía de los preceptos divinos.
¿Por qué es importante este punto de vista? Nos lleva a entender que la naturaleza es una gran presencia progresiva trabajando para el bienestar de todos, por lo tanto, todas las cosas son buenas, en algún sentido. No tienen ningún tipo de maldad, es la expresión de los pensamientos de la creación, y esa creación es amor, sólo que la obra de nosotros no está completa, sigue en evolución.
Igual ocurre entonces con los detalles de la vida, los gobiernos, las sociedades, las empresas. Todos los aspectos de la vida están impactados por las guerras, las enfermedades, las calamidades, el hambre. También la actuación de los políticos, los industriales, los artistas, los deportistas, incluso los asesinos, los dictadores, los delincuentes, son parte de nuestra actualidad en el proceso evolutivo y cada uno cumple un papel en este proceso hacia un fin último.
Puede parecer que esta afirmación es contradictoria ¿Quién podría pensar por ejemplo que la explotación infantil, la prostitución, los atentados, la perversión, la corrupción, las guerras son aceptables en una sociedad? No, obstante, si comparamos con hechos históricos de la vida salvaje de la época de las cavernas, o más reciente a las barbaries de la época de guerras por la conquista de los pueblos, o las luchas y enfrentamientos para la transformación industrial o social, nos daremos cuenta de que vamos evolucionando sistemáticamente. Actuamos, aprendemos y avanzamos. Es como si cada etapa es necesaria para avanzar hacia la elevación de toda la raza.
En la actualidad, el comportamiento brutal, salvaje, por el dinero, el poder y la satisfacción de los instintos carnales es sorprendente; pero, también miles de personas trabajan por impulsar la igualdad, la justicia, el amor, el servicio. Existen actitudes proactivas hacia la construcción de un futuro mejor, a pesar de las circunstancias.
¡Es la evolución, brutal, salvaje y sorprendente, pero también esperanzadora y llena de retos!
Es evidente que uno de los retos fundamentales comienza por cambiar nosotros mismos, elevarnos como individuos que contribuyen en esta evolución. Salir de este comportamiento brutal, salvaje y animal entendiendo que es parte de la época que transitamos. Modificar la relación de fuerzas y cambiar la tendencia en la percepción de la realidad, y convertirnos en las mayorías que nos acercan más a nuestro destino.
¿Y cómo hacerlo? Un buen comienzo, es cambiar nuestro punto de vista, analizando e interiorizando los hechos, las experiencias y dándole una oportunidad a la aceptación que todos somos iguales en el contexto de las leyes del origen creador, hijos de Dios y perfectos en nuestra esencia. Cada uno tiene su propia lucha en el camino evolutivo hacia la perfección y lo divino.
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