Antes de iniciar el estudio de este tema, es conveniente saber que los mejores estados para la comprensión de las emociones se logran bajo relajación y meditación. Por ello repasa los ejercicios de respiración y relajación voluntaria, de entregas pasadas, para abordar lo que aprenderemos ahora en mejores condiciones. Recuerda, toda actividad de crecimiento y superación personal pasa por estados de control y calma para dominar la mente.
En efecto, ¿Has notado que dependiendo de la situación que estés viviendo cambia totalmente tu estado de ánimo y tus emociones? Esto es completamente natural, y ocurre porque asociamos los hechos presentes, de manera consciente o inconsciente, con nuestras vivencias del pasado.
Cuando evocas experiencias positivas, tu mente es creativa, tu pensamiento es claro, te sientes más fuerte, incluso ante la crisis sientes mayor confianza y respeto; también tu cuerpo está relajado, se dispara la proactividad, fluye la energía, te sientes lleno de salud. Así mismo, tu entorno es armónico, se siente la aceptación, paz, amor, felicidad. En fin, el pensamiento positivo trae emociones sanadoras y una serie de beneficios para enfrentar tu vida cotidiana.
Pero,.. ¿Qué pasa cuando recuerdas una situación difícil? Te vuelves un ser tenso, ansioso, preocupado, desarmado, nervioso, te resulta difícil mantener la calma... Padeces un sentimiento de culpa, te abrumas y te hundes en una ola de pesimismo o ideas negras... Y estas sensaciones se manifiestan en falta de concentración, pérdida de autoestima, incapacidad para elegir, proyección negativa sobre otras personas, dificultad de comunicación, entre otros, y proliferan en raudales de pensamiento las emociones negativas.
Estos estados emocionales negativos conducen a manifestaciones físicas y reacciones de tu cuerpo como jaquecas, angustia, opresión a nivel del pecho, y también mentales tales como pánico, insatisfacción, ira, ansiedad, descontrol total, frustración, irritación,... Pierdes tus capacidades físicas y mentales sin saber cómo recuperarlas... Y entonces sientes cierta desesperación ante tu impotencia por no poder controlar estos efectos.
Es obvio, no podría ser de otra manera, debido a que en estos casos, vienen a tu mente las barreras de impotencia y victimización que te impiden ser positivo, fijadas en tu mente en forma recurrente a través de los sentidos. Estas barreras y emociones negativas que se fijan en nuestro subconsciente son: poca tolerancia, ausencia de objetivos, poca claridad en los valores, poca confianza, ego desmesurado, apego al pasado, negación, culpabilidad, resistencia al cambio, posesiones, entre otras.
Es importante que observes que estos factores, en su mayoría, consisten en elementos auto-impuestos, por lo que quien reacciona en esos momentos no eres tú sino una personalidad artificial impuesta por tus percepciones y creencias, y por eso te encuentras perdido, porque esta personalidad impuesta por las circunstancias no sabe cómo hacer frente a tus problemas emocionales. También debes comprender que tu yo superior, tu verdadera personalidad (de origen), tiene soluciones y lucha por traerlas hasta tu conciencia. tu yo falso sigue ganando en la mayoría de los casos porque estás convencido de que él eres tú.
En este momento es conveniente citar esta frase del paraíso perdido "La mente es tu propio hogar, y puede por sí misma, hacer un paraíso del infierno; o un infierno del paraíso"
Es pues imperativo aprender como utilizar tu poder interior para dominar tu mente, utilizando además la meditación guiada para sanar tu estado mental.
Nuestro objetivo hoy es entonces seguir quitándole la máscara a este yo falso y eliminar su influencia de una vez y para siempre. La decisión, como hemos citado en otras entregas, consiste en tomar conciencia de nuestras cualidades positivas, aceptar las cosas como son, analizarnos para conocernos mejor y aceptar, confrontar y transformar situaciones para vencer nuestras emociones negativas. ¡Vamos ahora a ejercitarnos!
USO DE LA VISUALIZACIÓN
La visualización es la capacidad mental que tenemos para representarnos un objeto, un sonido, una situación, una emoción o un sentimiento. Según el enfoque y la intensidad, esta representación puede desencadenar más o menos los mismos efectos fisiológicos que haría la realidad.
Cuando, por ejemplo, tememos mucho a una serpiente, al evocarla con nuestro pensamiento las manifestaciones corporales de miedo son casi las mismas que si nos amenazara realmente en ese momento. ¡Nada más evocar una situación de este tipo te resulta incómodo!
Trata de pensar en un acontecimiento desagradable o en un asunto que te preocupe, observa tus reacciones físicas o psíquicas. Cuanto más dolorosa sea la evocación más fuertes serán tus reacciones interiores y exteriores. El mero hecho de pensar en ello es casi lo mismo que el hecho de experimentar la propia situación o recordar la preocupación que quieres resolver.
Otro ejemplo, imagínate tratando de cortar un limón en gajos, oler uno de ellos, y a continuación morderlo y sentir el jugo que se vierte en tu boca... Es probable que hayas salivado como reacción a la alta acidez de la fruta, aún cuando es una idea imaginaria.
Como habrás comprendido, se trata aquí de provocar cambios en el comportamiento controlando nuestras emociones. Para el objetivo que nos ocupa utilizaremos la meditación, las representaciones mentales deben ajustarse a la realidad.
En un estado de relajación y meditación profunda pensemos por un momento que nos preparamos para llevar a cabo una actividad que nos parece arriesgada o difícil. De manera sistemática, nos representaremos todos los elementos de la actividad: el lugar, las personas, la actitud deseada, los detalles precisos de cada elemento, los pasos que deben llevarse a cabo, así como a nosotros mismos superando las dificultades. Repetido intensamente, este ejercicio tendría un efecto condicionante en el organismo, que sería entonces más susceptible de ajustarse al escenario previsto.
En otras situaciones, podemos dar forma simbólica a una meta que quieres lograr. Por ejemplo, si deseas conocer o lograr una amistad con alguna persona en particular te representarás en un parque, o el lugar que tu elijas, paseando de la mano con esa persona. Siente las emociones como si las vivieras y logra el autocontrol que deseas representando un ambiente de conversación, paz, alegría, armonía y amor. ¡Los resultados serán increíbles!
Otra forma útil de la visualización es cuando deseas sacar de tu vida un incidente ya pasado, porque te abruma, te trae tristeza, o te perturba más allá de lo que es deseable y no consigues olvidar. Es un hecho común en el cual también utilizaremos la meditación para sanar.
En este caso, podrías dar forma simbólica al incidente y sus emociones; por ejemplo una botella llena de lágrimas. Entonces visualiza los detalles en tu pantalla mental, su forma, color, textura, peso... Luego, debes decirle explícitamente que debes abandonarla para seguir tu camino. Visualiza que caminas en una montaña, encuentras un pequeño claro, cavas un agujero con una pala y depositas la botella. Te despides entonces con convicción ("te dejo aquí para siempre") antes de llenar el agujero con tierra, coloca el musgo y las plantas silvestres por encima. Luego te representas dejando el lugar, haciendo el camino inverso y volviendo a tu casa con tu corazón aliviado.
Otro ejemplo, imagínate tratando de cortar un limón en gajos, oler uno de ellos, y a continuación morderlo y sentir el jugo que se vierte en tu boca... Es probable que hayas salivado como reacción a la alta acidez de la fruta, aún cuando es una idea imaginaria.
Como habrás comprendido, se trata aquí de provocar cambios en el comportamiento controlando nuestras emociones. Para el objetivo que nos ocupa utilizaremos la meditación, las representaciones mentales deben ajustarse a la realidad.
En un estado de relajación y meditación profunda pensemos por un momento que nos preparamos para llevar a cabo una actividad que nos parece arriesgada o difícil. De manera sistemática, nos representaremos todos los elementos de la actividad: el lugar, las personas, la actitud deseada, los detalles precisos de cada elemento, los pasos que deben llevarse a cabo, así como a nosotros mismos superando las dificultades. Repetido intensamente, este ejercicio tendría un efecto condicionante en el organismo, que sería entonces más susceptible de ajustarse al escenario previsto.
En otras situaciones, podemos dar forma simbólica a una meta que quieres lograr. Por ejemplo, si deseas conocer o lograr una amistad con alguna persona en particular te representarás en un parque, o el lugar que tu elijas, paseando de la mano con esa persona. Siente las emociones como si las vivieras y logra el autocontrol que deseas representando un ambiente de conversación, paz, alegría, armonía y amor. ¡Los resultados serán increíbles!
Otra forma útil de la visualización es cuando deseas sacar de tu vida un incidente ya pasado, porque te abruma, te trae tristeza, o te perturba más allá de lo que es deseable y no consigues olvidar. Es un hecho común en el cual también utilizaremos la meditación para sanar.
En este caso, podrías dar forma simbólica al incidente y sus emociones; por ejemplo una botella llena de lágrimas. Entonces visualiza los detalles en tu pantalla mental, su forma, color, textura, peso... Luego, debes decirle explícitamente que debes abandonarla para seguir tu camino. Visualiza que caminas en una montaña, encuentras un pequeño claro, cavas un agujero con una pala y depositas la botella. Te despides entonces con convicción ("te dejo aquí para siempre") antes de llenar el agujero con tierra, coloca el musgo y las plantas silvestres por encima. Luego te representas dejando el lugar, haciendo el camino inverso y volviendo a tu casa con tu corazón aliviado.
En resumen, es promover una transformación positiva: ver situaciones, reconocer realidades y enfrentarlas con proactividad. Es entrenar la mente con meditación, visualización, focalización, mentalización y motivación, para estar en armonía con las circunstancias. La ejecución de estos ejercicios conducen progresivamente al control de tus emociones y consecuentemente tu carácter y tu destino. Es decir a tu salud mental.
No será difícil entender que bajo estados emocionales incontrolables es muy difícil promover nuestro crecimiento, ya que para ello es fundamental tener la capacidad de hacer lo correcto en todo momento y ante las diferentes circunstancias. Tener la voluntad, el talento y la habilidad para ser competentes y capaces. Establecer la verdad ante argumentos de diferentes tipos y posiciones. Discernir los fines correctos a los cuales aspirar y los mejores medios para establecer esos fines, en función de nuestras aspiraciones y propósitos.
¡Todo ello en consonancia con los nuestros principios y valores fundamentales de vida y de acuerdo con las leyes naturales establecidas por la Deidad para nuestra evolución...!
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